viernes, 17 de agosto de 2012

Nosotros, los radical-republicanos


La opinión generalizada que tiene la sociedad de nosotros, los republicanos, es la de ser una gente que viven en la añoranza de algo que fue, que queremos cambiar al monarca por un presidente y que nos dedicamos a excavar fosas. Todo eso es cierto, creemos que la legalidad republicana fue subvertida por un cruento golpe de estado, deseamos un presidente por jefe de Estado y queremos que nuestros muertos descansen en una sepultura digna. Pero,  si nos quedáramos sólo ahí, seríamos merecedores de un ostracismo absoluto.

Ya lo decía Azaña “La República cobijará sin duda a todos los españoles; a todos les ofrecerá justicia y libertad; pero no será una monarquía sin rey: tendrá que ser una República republicana, pensada por los republicanos, gobernada y dirigida según la voluntad de los republicanos.


Sin embargo, se nos confunde, a los radical-republicanos, con otras ideologías y banderas. Todas ellas respetables, pero que no son las nuestras; nosotros sólo tenemos una bandera, la tricolor; y una ideología, la misma que la de Azaña, Victoria Kent, Martínez Barrio, José Giral, Manuel Torres Campaña, Álvaro de Albornoz, y un largo etc.: El radicalismo republicano.


Podemos poner una larga lista de nombres de radicales fusilados, presos o exiliados por la dictadura franquista. Nuestra memoria está viva y en ella tendremos siempre presente a los miles de compañeros y compañeros que la engrosan. 

Con esto queremos decir que tenemos pasado y que lo vindicaremos siempre. A pesar de que otros quieran apropiarse de las ideas y figuras de personajes como D. Manuel Azaña; no sólo la derecha más rancia del Partido Popular, de manera vomitiva,  se atreve a usar su memoria en su provecho, Aznar proclamó que tenía "una profunda vocación azañista". 

Desde el otro extremo, desde la izquierda marxista, también reivindica su memoria e incluso su ideología, sin embargo a nosotros, los radical-republicanos, nos tildan de “pequeños burgueses”.

Vindicar desde la derecha o desde la izquierda social-comunista,  lo que representan las ideas de Azaña es, como poco, soez y zafio. Nada, absolutamente nada, tiene que ver el radicalismo de izquierdas con las propuestas económicas, políticas y sociales de la derecha española y, por descontado, con el marxismo, comunismo o socialismo.

Gran parte de la culpa de lo expuesto es de nosotros mismo que no hemos sabido explicar a la ciudadanía quiénes somos, o qué somos los radicales,  o qué nos diferencia de otros que también se denominan republicanos (y lo son); Marcrino Suárez, ministro de economía en el gobierno republicano en el exilio,  aclaró esa diferencia al definirnos como republicanos sin apellidos: «La Monarquía, para ser creíble, necesita un apellido. Tiene que ser parlamentaria, constitucional. Etimológicamente significa el poder absoluto del rey, lo demás es jabón para dejarlo pasar. Sin embargo, la República no necesita adjetivo». Cuando se le añade un apellido, se las desnaturaliza. «Como cuando con Franco se hablaba de democracia orgánica, o democracia popular con los comunistas. O cuando se habla de República islámica o popular. Eso indica que ya no es la República, es decir, que los representantes públicos son elegidos por el pueblo, sino que también es un modo de gobernación muy distinto».

¿Pero quienes somos? Esencialmente una gente que ante la pregunta "¿Monarquía o República?, responde ¡República, República siempre! Me parece la forma de gobierno más conforme con la evolución natural de los pueblos. Y en muchos casos la más adecuada a la situación de un país específicamente considerado, verbigracia, España" (Clara Campoamor).

¿Qué queremos? Tenemos como eje el bien común; entendemos que las libertades y derechos, que se reconozcan a los ciudadanos no serán meramente formales, sino reales, es decir, contarán con los medios necesarios para su realización, proporcionados por la República, puesto que ese es su fin propio y específico. 

Estos son nuestros pilares:

La Libertad:
Entendida esta como no-dominación o exposición del individuo a la interferencia arbitraria que suponga sometimiento de su dignidad y voluntad.

En este sentido, hacemos valer la necesidad de recordar con Aristóteles que no hay individuos libres sino entre iguales, de tal forma que en la práctica hay que legislar la igualdad siguiendo la máxima de Rousseau: nadie debe ser tan rico como para que otros dependan de él, ni nadie tan pobre como para necesitar venderse a otros.

La Laicidad:
Los radical-republicanos creemos en la virtud de la laicidad, que en realidad es la piedra angular de la filosofía republicana. Los radical-republicanos hemos defendido la neutralidad de las instituciones públicas, incluyendo la escuela -en lo que respecta a las influencias sociales, filosóficas o religiosas-, lo que permite a todos a seguir sus propios pensamientos.

La Solidaridad:
La solidaridad ilumina toda la acción de los radical-republicanos. De un hecho social, hacemos una exigencia moral. Debe ser adquirida a través de la libre asociación y no por la fuerza. Para fortalecer los lazos que existen entre el individuo y la sociedad, la política debe estar guiada por la solidaridad como una realidad intangible y necesaria.

El Humanismo:
El hombre es la medida, el propósito y la justificación de cualquier acción pública. Su desarrollo, que da sentido al progreso y justifica el esfuerzo de una organización social, debe guiar la acción pública.

La Tolerancia:
La expresión y acción de los republicanos se definen por la razón y la tolerancia. En el corazón de cualquier proyecto republicano se expande la idea de la reconciliación.

El Universalismo:
Los Radical-republicanos tenemos una concepción subjetiva de la nacionalidad, con base en la voluntad libremente expresada de un futuro común y no en criterios de idioma, religión u origen étnico o geográfico.

Por último, y por si alguien o alguno nos sitúa a la derecha o en el centro político, decir que el "Radicalismo fue, es y seguirá siendo lucha contra los monopolios capitalistas, contra todas las formas de privilegio; radicalismo es reforma agraria, educación popular, acción antiimperialista y reforma universitaria; es defensa y promoción de los derechos económicos de los trabajadores; es derecho de huelga y organización sindical; es salario real y asistencia social; radicalismo es justicia y libertad en todas sus expresiones... “(Ricardo Balbín).


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1 comentario:

  1. No se puede aplaudir en un comentario a un post en un blog, pero si se pudiera yo me dejaba las manos aplaudiéndote ¡Bravo! Se puede decir más alto pero no más claro. Yo estoy contigo, compañero.

    SyR.

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