lunes, 6 de agosto de 2012

Lo que nos une

Cada día que pasa, el neoliberalismo gana más y más espacio en detrimento del llamado estado del bienestar; cada día sus cimientos son socavados, de tal manera que, llegado el caso, su reconstrucción sea muy costosa o casi imposible; cada día es más evidente el estado de miedo y desesperación al que nos están abocando.

Las contradicciones se han ido acumulado hasta el momento actual en el que el monstruo, asediado y temeroso de su final, da a conocer cada vez con mayor violencia su verdadera faz. Se quiere despojar de la máscara de la democracia representativa porque ya no sirve a sus intereses. El neoliberalismo no desea que la sociedad opine o piense por su cuenta. No le interesa la existencia de un ciudadano activo concienciado y consciente de sus derechos. Solo quiere trabajadores semiesclavos, sin derechos, consumibles de usar y tirar, consumidores, clientes, personas acríticas…

Nuestro sistema de redistribución, nuestro bienestar y nuestros servicios públicos se han deteriorado y se les está privando de medios para luchar contra la privatización, es el retorno de privilegios por nacimiento y dinero.


La Igualdad, que era una promesa, se ha convertido en un mito, y este fracaso está en el corazón de la infelicidad colectiva de la desconfianza que nos domina.

Estas desigualdades son el cáncer de nuestro modelo social,  tenemos el deber de ser mucho más audaces en la voluntad de la refundación de la igualdad republicana,  defendiendo la justicia en todas sus formas. Este nuevo diseño es la clave de nuestro modelo social.

Es hora ya de hablar de lo que nos une y transmitir ilusión a todos los que nos rodean, que otra política es posible, que ellos mienten. Es hora de gritar bien alto que existimos, que somos hombres y mujeres libres  y somos muchos más que ellos.

Pero ¿qué nos une?

.- Nos une la certeza de que el estado está al servicio de todos, porque todos somos el estado.

.- Con pleno convencimiento, entendemos que la Republica representa la democracia y, como tal, es la única opción capaz de proporcionar a la ciudadanía, la cultura, la honradez y la responsabilidad, palancas incuestionables, para alcanzar la libertad, la igualdad y la fraternidad entre todos los ciudadanos.

.- Creemos en la Democracia radical, profundizando la democracia participativa mediante el auge de mecanismos deliberativos ciudadanos; división estricta de poderes desde su elección; control ciudadano de dichos poderes y de la financiación de los partidos políticos en cuanto que herramientas al servicio de la representación institucional de sus electores.

.- Entendemos que nuestros representantes lo son porque así, libremente, lo hemos querido, eligiéndolos en listas abiertas, a los que podremos exigir responsabilidades de su gestión en cualquier momento.

.- Queremos un estado federal, ya que la soberanía que reside en el pueblo, la recibe el Estado por delegación de las Comunidades, teniendo estas el derecho de autogobierno en todas las materias que les haya delegado el Estado. El cual, debe articular la solidaridad entre las mismas. Porque el Estado Federal, encarna el proyecto común histórico de todos los pueblos que conforman España.

.- Sabemos que la solución de los problemas ambientales forma parte de un cambio de sistema económico y este cambio no se puede dar en un planeta arrasado y sin recursos suficientes. Estos se están convirtiendo en asuntos de profunda preocupación social, como el calentamiento global, contaminación del agua, modificaciones genéticas de alimentos, entre otros; por lo que tenemos que incorporarlos, cada vez más, a las agendas de la vida política.

.- Somos pacifistas porque el Estado debe ser un instrumento necesario en la búsqueda de la paz universal y en la eliminación de todos los agentes que la hacen imposible, debiendo  garantizar el necesario equilibrio entre la paz social y el disfrute de los bienes adquiridos, con la imprescindible solidaridad de todos.

.- Nuestro anhelo es el de un Estado solidario que garantice el derecho al trabajo de todos los ciudadanos. En donde la educación debe ser una obligación esencial del Estado, desde la escuela infantil hasta la Universidad. Una Sanidad Pública universal, al igual que la educación, de calidad y gratuita, tanto en las prestaciones hospitalarias como farmacéuticas. Con prestaciones sociales que aseguren una vida digna a los más desfavorecidos.

.- La libertad en todas sus manifestaciones, individual, colectiva, etc., debe de ser la piedra angular sobre la que se estructure nuestra sociedad. El Estado, para ser el garante de las libertades, debe declararse neutral ante todas las confesiones religiosas; porque ninguna confesión religiosa puede ni debe convertirse en instrumento subvencionado del propio Estado; ya que el derecho a la diversidad y respeto a las minorías, constituyen las garantías más firmes de la democracia.

.-Somos europeístas, pero no es aceptable la deriva neoliberal que impone injustas e  insostenibles restricciones sociales a los Estados individuales como España, Irlanda, Portugal o Grecia. Creemos en la Europa de los pueblos y no en la de los mercados y  nos afirmamos en una Federación de Estados Europeos. No creemos en la existencia de una moneda única sin una política económica y fiscal única y avalada por la voluntad de los pueblos europeos.

Pero estos valores no vendrán por sí mismos. Los republicanos necesitamos una herramienta, que para empezar, lleve nuestra voz, nuestras ideas a todas las instituciones del Estado.

El republicanismo progresista de hoy debe proceder de un radicalismo de combate que sepa federarse para realizar grandes reformas doctrinales referentes a la solidaridad, a una laicidad que sepa institucionalizar con sabiduría y, para siempre, la separación de las iglesias y el Estado, a la libre asociación que garantice la libre sindicación, a una economía verdaderamente solidaria basada en la progresividad de los impuestos sobre el beneficio y la propiedad inmobiliaria.

Debemos contribuir, con nuestra voluntad política, al servicio de una República descentralizada y progresista que sepa reunir y orquestar, en torno suyo, a todas las diferencias; debemos entender, como los radicales de ayer, las reivindicaciones regionalistas y no juzgarlas como ilegítimas y antirrepublicanas porque ellas expresan el derecho a la diferencia. Deben estar convencidos: de que la República es, en sí misma, el equilibrio entre los derechos individuales y los de los grupos.

Los republicanos tenemos que ser sectarios en nuestras convicciones, porque como dijo D. Manuel Azaña: “Cuando todo está dicho, explicado y probado, es hora de conducirse creyendo a cierra ojos que la idea nos dará la verdad social española. No temáis que os llamen sectarios. Yo lo soy. Tengo la soberbia de ser, a mi modo, ardientemente sectario, y en un país como éste, enseñado a huir de la verdad, a transigir con la injusticia, a refrenar el libre examen y a soportar la opresión, ¡qué mejor sectarismo que el de seguir la secta de la verdad, de la justicia y del progreso social! Con este ánimo se trae la República, si queremos que nazca sana y vividera. La República no puede surgir como un mal menor, originado en la podredumbre y corrupción de un régimen, sino como criatura de nuestra energía, fecunda y activa, segura de sí misma. La República tendrá que combatir con una mano mientras edifica con la otra. Los tiempos serán entonces más difíciles que los actuales, porque habremos echado sobre nosotros la responsabilidad del porvenir de España.” (Discurso 11 febrero 1930)

Es hora ya de decir basta y poner a cada uno en su sitio y decir como Don Quijote: “¿Tropezáis con uno que miente? Gritadle a la cara: ¡Mentira! y ¡adelante! ¿Tropezáis con uno que roba?  Gritadle: ¡Ladrón! y ¡adelante! ¿Tropezáis con uno que dice tonterías a quien oye toda una  muchedum­bre con la boca abierta? Gritadles: ¡Estúpi­dos! y ¡adelante! ¡Adelante siempre!”.  (Miguel de Unamuno -Vida de Don Quijote y Sancho-)

Creemos que ha llegado el momento de que tengamos una sola voz y un solo mensaje, que tenemos algo que proponer, más allá de recuerdos y nostalgias; comprendemos la complejidad de la empresa, pero tenemos que salir de nuestros silencios y decir como Celaya:

¡A la calle! que ya es hora
de pasearnos a cuerpo
y mostrar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo.

Sanchos de España, “¡Adelante! ¡Adelante siempre!” 

¡Viva la República!


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